Siento la necesidad de volver a los viejos lugares:
camino hasta el columpio
mis piernas / ya demasiado largas /
se apoyan en la tierra y me impulsan / me desarraigo del vértigo
miro al mundo girar fuera del paréntesis que inventa la parábola
los recuerdos entran por el engranaje
pronto me encuentro rodeado de niños / escucho sus gritos
entre remolinos de polvo y hojas / veo sus siluetas a contraluz
me arrojo del balancín y aterrizo
todo cuerpo se opone a cambiar su estado de reposo
o de relativo movimiento, hasta que una fuerza actúa sobre él
somos satélites naturales
despreocupados de las aburridas leyes de la física
no sé si el planeta es un lugar
o si es un proceso constante de ciclos descartables
o si la inercia o la aflicción se acumulan en el espacio interior de uno
cuando se cae rendido por el vacío
sólo lo invisible de las palabras nos seguirán procurando amorosos
lógicos ante este día naranja
en el que podemos trasladarnos como meteoritos
sin la preocupación sinvergüenza del clima
que recaen sobre esta materia oscura y melancólica
que es mi habitual forma de ser un habitante
de esta esfera de 12.742 km de diámetro que no deja de rotar
como si supiera que necesitamos de la oscuridad
para generar nuevos sueños que también provocan nuevos miedos
y que voy acumulando lentamente
como basura espacial
en este universo que se e x p a n d e.